Los pólipos de colon son crecimientos que se producen en el revestimiento del intestino. Su tamaño puede variar desde menos de un cuarto de pulgada hasta varios centímetros de diámetro. Se desconoce su causa. Pero algunos expertos creen que una dieta rica en grasas y baja en fibra puede contribuir a la probabilidad de desarrollar pólipos. También puede existir un riesgo genético de desarrollar pólipos.
Existen dos tipos comunes de pólipos: los pólipos hiperplásicos, que no presentan riesgo de cáncer, y los pólipos adenomatosos, que se cree que son el origen de casi todos los cánceres de colon. La mayoría de los adenomas nunca se vuelven cancerosos.
Preguntas frecuentes
El mayor factor de riesgo para desarrollar pólipos es tener más de 50 años. Los antecedentes familiares de pólipos o cáncer de colon también aumentan el riesgo de pólipos. Si ha tenido pólipos o cáncer de colon, tiene más riesgo de desarrollar nuevos pólipos que alguien que no los ha tenido.
Normalmente ninguna. Los más grandes pueden causar sangre en las heces.
La mejor forma de detectar pólipos es mediante el cribado de personas asintomáticas. Existen varias pruebas de cribado, pero el método más preciso es la colonoscopia, un endoscopio delgado, flexible e iluminado que permite al médico inspeccionar visualmente el colon.
Pueden extirparse durante la colonoscopia. Después se examinan al microscopio para determinar de qué tipo son y si son cancerosos.
La extirpación de pólipos (o polipectomía) durante una colonoscopia es un procedimiento ambulatorio rutinario. Entre las posibles complicaciones, aunque poco frecuentes, se encuentran la hemorragia en el lugar de la extirpación y la perforación (un orificio) en el colon, que sólo se produce aproximadamente en una de cada 1.000 intervenciones. La hemorragia en el lugar de la polipectomía puede ser inmediata o demorarse varios días, pero la hemorragia persistente casi siempre puede detenerse mediante tratamiento durante el procedimiento. Las perforaciones suelen requerir cirugía para su reparación.