La hepatitis es la inflamación del hígado. Puede estar causada por varios virus específicos (como la hepatitis A, B y C), así como por determinados medicamentos, afecciones autoinmunitarias y el abuso crónico de alcohol. En otras palabras, hay muchos "tipos" de hepatitis, y a menudo es necesario acudir a un especialista en hígado para que ayude a identificar la causa exacta.

Causas comunes de hepatitis:

  • -Infeccionespor parásitos, bacterias o virus.
  • -Daños hepáticospor alcohol, drogas u hongos venenosos.
  • -Unasobredosis de paracetamol, que puede ser mortal.
  • -Células inmunitariasdel organismo que atacan al hígado y causan hepatitis autoinmune.
  • -Acumulación de grasa(denominada hígado graso), que suele ser asintomática.

Preguntas frecuentes

La gravedad de la hepatitis depende de la causa y de la cantidad de inflamación al principio del proceso de la enfermedad. Por ejemplo, la infección por hepatitis A puede ser leve o grave al principio, pero la mayoría de los pacientes suelen recuperarse. Sin embargo, ciertos fármacos pueden causar daños hepáticos graves y rápidos de los que las células hepáticas pueden no recuperarse.

Todos los tipos de hepatitis tienen síntomas similares, que incluyen ictericia (coloración amarilla de los ojos y el cuerpo), fatiga, pérdida de apetito, náuseas y vómitos, fiebre baja, heces pálidas o de color arcilla, orina oscura y picor generalizado.

La exploración física puede revelar un hígado sensible y agrandado. También se realizan análisis de sangre para comprobar la función hepática y buscar anticuerpos específicos (proteínas protectoras que el sistema inmunitario produce para combatir las infecciones) que indiquen la presencia de un virus de la hepatitis concreto u otras afecciones. Otras pruebas habituales son la ecografía abdominal, la biopsia hepática o la paracentesis (extracción de líquido del abdomen con una aguja).

La hepatitis no suele requerir más tratamiento que un control cuidadoso de la enfermedad subyacente que causa el daño hepático. Deben evitarse el alcohol, las sustancias tóxicas para el hígado, incluido el paracetamol, y los alimentos grasos. En los raros casos de insuficiencia hepática, se recomienda la vigilancia en una unidad de cuidados intensivos. El trasplante de hígado es la única cura definitiva en los casos de insuficiencia hepática. El tratamiento se centra en reducir la inflamación, los síntomas y las posibilidades de propagación de la infección. En la actualidad se dispone de varios medicamentos diferentes para ayudar en este tratamiento.

El pronóstico depende de muchos factores relacionados con la causa real de la inflamación. Otros factores incluyen enfermedades o afecciones adicionales que pueden complicar el tratamiento o la recuperación. La mayoría de las personas se recuperan totalmente, aunque pueden pasar meses hasta que el hígado se cure por completo y desaparezcan todos los síntomas.

Las complicaciones incluyen el riesgo de hepatitis crónica, cirrosis hepática y un mayor riesgo de carcinoma hepatocelular (cáncer de hígado).