La intolerancia a la lactosa es una incapacidad o dificultad para digerir la lactosa, un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y los productos lácteos. Se produce en pacientes que carecen de suficiente lactasa, una enzima que normalmente se encuentra en el intestino y que ayuda a digerir la lactosa. Esta afección es muy común, sobre todo entre afroamericanos, nativos americanos, asiáticos y personas de ascendencia mexicana o judía.

La deficiencia secundaria de lactasa es una afección causada por un daño en el revestimiento interno del intestino delgado, a menudo debido a una intoxicación alimentaria. Es temporal y suele desaparecer cuando el intestino se cura.

Preguntas frecuentes

La mayoría de las personas experimentan hinchazón abdominal, gases, calambres y diarrea entre 30 minutos y dos horas después de consumir productos que contienen lactosa.

Es posible que su médico pueda hacer un diagnóstico simplemente con su historial médico. Sin embargo, pueden ser necesarias varias pruebas para establecer un diagnóstico definitivo:

  • Prueba de tolerancia a la lactosa: tras ingerir una dosis de prueba de lactosa, se analiza la sangre del paciente durante varias horas para determinar si aumentan los niveles de azúcar en sangre.
  • Prueba de hidrógeno en el aliento: tras ingerir una dosis de prueba de lactosa, se controlan los niveles de hidrógeno en el aliento del paciente. Unos niveles elevados pueden indicar problemas digestivos.
  • Prueba de acidez de las heces: se comprueba el nivel de acidez de las heces.
  • Prueba casera: evite los productos lácteos durante varios días y, a continuación, beba dos vasos grandes (de 14 a 16 onzas) de leche desnatada o descremada. Si los síntomas aparecen en cuatro horas, lo más probable es que la causa sea la intolerancia a la lactosa.

Si los síntomas son leves, puede bastar con evitar la leche y otros productos lácteos. Sin embargo, si es sensible incluso a pequeñas cantidades de lactosa, es posible que tenga que empezar a leer las etiquetas de todos los alimentos procesados y preparados. Todo, desde el pan y los cereales hasta las sopas, los aliños para ensaladas y la carne para el almuerzo, puede contener lactosa, incluso algunos medicamentos de venta con y sin receta.

Una segunda opción es comprar leche que contenga lactasa, la enzima que ayuda a digerir la lactosa. También existen gotas y comprimidos de lactasa, así como productos sin lactosa.

Los suplementos de calcio son una posible solución que debe consultar con su médico. Las verduras de hoja verde como el brécol, la col china, la berza, la col rizada y los grelos son buenas fuentes de calcio. También lo son las ostras, el salmón, las sardinas, las gambas y el tofu.