En el tracto gastrointestinal superior (GI) se producen muchos trastornos, generalmente relacionados con la dieta, el entorno y la herencia. Estos trastornos pueden dar lugar a diversas enfermedades o síntomas, que pueden diagnosticarse mediante un procedimiento denominado endoscopia digestiva alta o EGD (esofagogastroduodenoscopia).

Mediante el examen visual del tracto intestinal superior con un endoscopio flexible iluminado, los gastroenterólogos pueden diagnosticar:

  • úlceras, que pueden desarrollarse en el esófago, el estómago o el duodeno
  • tumores de estómago o esófago
  • dificultad para tragar
  • dolor abdominal superior o indigestión
  • hemorragia intestinal
  • esofagitis y acidez estomacal: inflamación crónica del esófago debida al reflujo de ácido estomacal y jugos digestivos.
  • gastritis - inflamación de la mucosa del estómago

Durante una EGD, se pueden pasar otros instrumentos a través del endoscopio para realizar procedimientos adicionales si es necesario. Estos procedimientos pueden incluir una biopsia, en la que se obtiene una pequeña muestra de tejido para su análisis microscópico, o la extirpación de un pólipo o tumor mediante un asa de alambre fino y electrocauterización (calor eléctrico).

Preguntas frecuentes

El tracto gastrointestinal superior comienza con la boca y continúa con el esófago (tubo alimentario), que transporta los alimentos hasta el estómago. El ácido del estómago convierte los alimentos en pequeñas partículas. A continuación, las partículas de comida entran en el duodeno, o intestino delgado, donde la bilis del hígado y los jugos digestivos del páncreas se mezclan con ella para ayudar al proceso digestivo. Tanto la bilis como las enzimas son necesarias para digerir los alimentos, por lo que es importante diagnosticar cualquier problema lo antes posible.

Un endoscopio es un tubo flexible con un diminuto chip informático ópticamente sensible en el extremo. A medida que el médico lo desplaza por el tracto gastrointestinal superior, se transmiten señales electrónicas desde el endoscopio a un ordenador que muestra la imagen en una pantalla de vídeo. Un canal abierto en el endoscopio permite pasar a través de él otros instrumentos para tomar muestras de tejido, extirpar pólipos y realizar otros exámenes.

En primer lugar, su médico le anestesiará la garganta con un spray o líquido. A continuación se introduce suavemente el endoscopio en la parte superior del esófago. El examen dura entre 15 y 30 minutos, y luego se le lleva a la zona de recuperación. El procedimiento no es doloroso y los pacientes rara vez se acuerdan de él.

Es importante no comer ni beber nada al menos ocho horas antes del examen. Su médico le dará instrucciones sobre el uso de medicamentos habituales, incluidos los anticoagulantes, antes del examen. Debido a la sedación leve, no está permitido conducir, manejar maquinaria pesada o tomar decisiones importantes hasta seis horas después del examen. Es importante que le acompañe alguien para llevarle a casa.

Tras el examen, el médico le explicará los resultados. Si los efectos de los sedantes son prolongados, el médico puede sugerirle una cita de seguimiento para revisar sus resultados. Si se ha realizado una biopsia o se ha extirpado un pólipo, los resultados suelen tardar varios días.

A veces se produce un dolor de garganta leve y temporal después del examen. Sin embargo, los riesgos graves de la endoscopia digestiva alta son muy infrecuentes. Uno de ellos es la hemorragia excesiva, sobre todo si se extirpa un pólipo grande. En casos extremadamente raros, puede producirse una perforación, o desgarro, en el esófago o la pared del estómago. Estas complicaciones pueden requerir hospitalización y, en raras ocasiones, cirugía.