La ascitis es una afección en la que se acumula un exceso de líquido en la cavidad abdominal. En la mayoría de los casos, se produce como consecuencia de una insuficiencia hepática avanzada, pero también puede deberse a una insuficiencia cardiaca, una enfermedad renal, un cáncer y otras afecciones médicas poco frecuentes. La ascitis no es realmente una enfermedad, sino un síntoma de uno de estos problemas subyacentes.

En los casos leves, no suele haber síntomas. Sin embargo, a medida que se acumula más líquido, el abdomen empieza a hincharse y puede ir acompañado de pérdida de apetito y sensación de saciedad después de comer o dolor abdominal. Finalmente, se produce una marcada distensión (protrusión) del abdomen que puede parecerse a las últimas fases del embarazo. Esto puede causar dolor lumbar, cambios en la función intestinal, aumento de peso, dificultad para respirar profundamente y fatiga. Durante el día, puede producirse edema (hinchazón) en las piernas y la pelvis a medida que la gravedad arrastra el líquido hacia abajo. En casos extremos, el líquido puede extenderse hasta la cavidad torácica (derrame pleural) y causar dificultad para respirar.

Preguntas frecuentes

El tratamiento depende de la causa subyacente de la acumulación de líquido. En caso de insuficiencia hepática avanzada o cirrosis hepática, no hay cura, pero los pacientes deben suspender todo consumo de alcohol, así como los fármacos que dañan el hígado, como las dosis altas de Tylenol, y tratar la causa subyacente de la cirrosis.

Existen varios tratamientos que pueden administrarse para reducir la cantidad de líquido acumulado:

  • Restringir la ingesta de sodio (sal)
  • Terapia diurética ("diuréticos") para aumentar la producción de orina y ayudar al organismo a excretar el exceso de sodio y agua, como furosemida o
    espironolactona.
  • La paracentesis terapéutica ("de gran volumen") (utilizando un anestésico local para insertar una aguja a través de la pared abdominal) puede utilizarse para extraer tanto líquido como sea posible de pacientes que no responden adecuadamente al tratamiento con restricción de sodio y diuréticos.

Sea cual sea el tratamiento utilizado, los pacientes serán vigilados de cerca por su médico para controlar el peso corporal, la función renal y los niveles de sodio y potasio en sangre.

Si su médico sospecha ascitis, una ecografía o una tomografía computarizada pueden detectar pequeñas cantidades de líquido acumulado incluso antes de que el abdomen se haya distendido.

Su médico puede realizar una paracentesis abdominal diagnóstica para extraer una pequeña cantidad de líquido que se utilizará en pruebas de laboratorio que pueden ayudar a encontrar (o confirmar) el origen de la ascitis. En función de los resultados, estas pruebas pueden indicar insuficiencia hepática o cardiaca, infección o cáncer, infección bacteriana, tuberculosis o, en raras ocasiones, enfermedad pancreática. En caso de infección, los resultados del laboratorio también se utilizan para determinar el antibiótico más adecuado para el tratamiento.

Los síntomas de la ascitis pueden ser muy angustiosos e interferir en su calidad de vida. Esta afección también puede ponerle en riesgo de infección y enfermedad renal.

El líquido acumulado no pone en peligro la vida, pero es un indicador de enfermedad hepática avanzada u otras afecciones subyacentes graves y potencialmente mortales.